WAM (MUSEO AGRÍCOLA MUNDIAL)

 

2010

WAM ganó el premio de la Bienal de Sharjah en 2015.

El proyecto se concibió como una exposición itinerante:

En 2010, WAM abrió sus puertas al público en El Cairo, dentro del programa organizado por The Townhouse Gallery, con motivo de la XXI Bienal de Arte Contemporáneo y estuvo abierto hasta mayo del 2011. Contó con el apoyo de la Embajada de España en Egipto y Matadero Madrid.

En 2011 se expuso en el centro de arte contemporáneo ARNOLFINI en Bristol, Reino Unido, como parte de la exposición ‘The Museum Show’.

En 2015 formó parte de la Bienal de Sharjah 12, ocupando cinco habitaciones de un almacén abandonado en el muelle industrial de Port Khalid.

En 2016 estuvo incluido en la exposición ‘Sector primario’ en el MUSAC de León, ocupando el primer piso de la Fundación Sierra Pambley.

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WAM (Museo de Agricultura Mundial) es una instalación museística que ocupa unos 200 metros cuadrados y se extiende a lo largo de 6 habitaciones. Fue construido y expuesto por primera vez en un antiguo piso del centro histórico cairota, cuya arquitectura y estado de decadencia o semi-abandono, es muy similar al del Museo de Agricultura Egipcio y a una amplia mayoría de instituciones gubernamentales del país.

La narrativa de WAM gira en torno a los fenómenos que afectan la agricultura mundial hoy. Los datos son de distintos países y las fechas pertenecen a los últimos seis años. El hilo conductor entre las diferentes habitaciones es la introducción de biotecnología en la producción de alimentos.

El uso de cultivos genéticamente modificados y sus diferentes derivas, como son la implantación de políticas de propiedad intelectual sobre las semillas o la creación de nuevos modelos de bancos genéticos, nos dan paso a otros dilemas como son los tratados de comercio internacional y su relación con la soberanía-seguridad alimentaria.

Sus contenidos se articulan bajo un lenguaje estético semejante al del antiguo museo, dando uso a los soportes museográficos propios de la época: gráficos de madera, paneles pintados a mano, maquetas, dioramas, pinturas al óleo o dibujos a carbón.

Con este trabajo, Molinos crea un espacio temporal ilusorio, una especie de museo del futuro, donde las “verdades” de nuestro presente revelan su posible obsolescencia y su fragilidad. Presentando los dogmas de los discursos desarrollistas contemporáneos, bajo una estética caduca, nos permite relacionarnos con ellos de una manera menos receptiva y crédula.

WAM es una parodia, es una ficción, es un escenario, es un teatro. Asunción Molinos se sirve de la combinación de conceptos presentes en la tradición histórica del arte, como son Lo Obsoleto, Lo Verdadero, Lo Didáctico, Lo Absurdo y Lo Naïf, para asentar las bases funcionales de este sui generis Museo de Agricultura Mundial.

Los objetos que lo componen están presentados de manera deliberadamente desordenada, dando sensación de desidia. Algunos de los paneles y gráficos ocupan lugares privilegiados en la pared, mientras que otros se encuentran apoyados en el suelo. Junto a estos, podemos ver también los restos de lo que parecen haber sido otras piezas importantes del museo, marcos vacíos cuyo contenido ha sido sustraído, material científico polvoriento, etc.

Todos juntos y orquestados a modo de gabinete de curiosidades, crean un amplio collage que nos permite interrogarnos acerca de las confusas realidades del panorama agrícola actual.

Los datos que ayudan a construir esta narración son antagonistas, llevan distintas direcciones y distintos argumentos, la mayoría de las veces contrarios pero siempre complementarios. Sus orígenes también son dispares, algunos son tomados del discurso científico oficial, otros son mezcla de fantasía, folclore y propaganda y otros creados por instituciones supragubernamentales como la FAO o por organizaciones de campesinos.

 

La forma en la que se ha usado la estética pedagógica del museo alude a los modos didácticos paternalistas que en ocasiones usan los gobiernos para comunicarse con la ciudadanía y a sus estrategias de ocultamiento de información.

 

En las paredes podemos ver marcas de gráficos desaparecidos, abundantes marcos vacíos y puertas cerradas. Algunas de estas puertas tienen rótulos insinuando el contenido que custodian y otras carecen de indicación alguna.

Lo Absurdo y lo Naïf juegan un papel primordial generando duda, de tal manera que nos es difícil discernir lo cierto de lo especulativo, revelando así el ambiguo status quo del sector agrícola.

En esta escenografía casi teatral, el uso de la estética colonialista del museo nos sirve para insinuar un posible parangón entre las antiguas y las nuevas formas de imperialismo en la agricultura, mientras que la decadencia y el estado de abandono apuntan a la negligencia y la pasividad de algunas naciones con respecto a su sector primario.

 

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